Con el avance de las nuevas tecnologías, la relación entre los robots y los humanos es un tema de relevancia que tiene un gran impacto en la forma de ver nuestro futuro. Esto es debido a la pregunta tabú que surge casi de forma inmediata al hablar de robots en el entorno empresarial e industrial: ¿Sustituirán los robots al humano en el trabajo?  Partimos, antes de responder a esta pregunta, de que originalmente los robots fueron una herramienta diseñada para automatizar y ayudar al ser humano. Por ello vamos a analizar qué aspectos de los robots nos van uniendo (o separando) cada vez más a los humanos de ellos. Según informes recogidos en la Conferencia Internacional de Robots y Automatización del año 2013, los robots y los humanos van “estrechando lazos”. Cada vez más nos estamos acostumbrando a que haya robots que realicen labores que hace unos años era única de seres humanos (por ejemplo la limpieza del hogar). Sin embargo, el conocido efecto “Valle Inquietante” nos dice que la respuesta emocional de un ser humano hacia un robot es más empática cuanto más antropomórfico es, hasta que llega a un punto de similitud con el ser humano en el que nos causa rechazo (es decir, nos resultaría más fácil empatizar con Wall-E que con un robot humanoide). Esto nos lleva a pensar que ese rechazo que nos causa sea un motivo de peso por el que la robótica en el sector servicios tarde más en llegar. ¿Os imagináis una asistenta robot que sea “igualita” a un ser humano? Sin embargo, el mundo robot en entornos industriales y de investigación sí que avanza a pasos gigantes. Por ejemplo, actualmente existen robots que trabajan codo a codo con humanos, aprendiendo incluso de éstos. Julie A. Shah, profesora e investigadora en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) enseñaba a los robots a realizar tareas mediante un control que les decía “Bien”, “Mal” o “Neutro” mientras hacían parte de un trabajo. Más tarde, propuso que mientras un grupo de estudiantes atornillaba y taladraba, unos robots fuesen recopilando la información y añadiéndola a sus algoritmos. El resultado, al incorporar los robots a la tarea de atornillar y taladrar fue que los robots aprendieron la mecánica de trabajo en equipo y, aunque no taladraban de la forma más eficiente, aprendieron a “cooperar” con los estudiantes. Como podemos ver, el trabajo de un ser humano difícilmente será sustituido al completo por el de un robot. Ya que hay sectores (como el sector servicios) en el que la inclusión de robots podría acarrear malestar entre las personas a las que va dirigida el servicio. Sin embargo, lo que está claro es que la cooperación entre humanos y robots es algo necesario y que aún está por evolucionar. Puede que en el futuro, un robot sustituya el trabajo mecánico y repetitivo de un ser humano, pero siempre se necesitará alguien de quién el robot pueda aprender o un trabajo previo a poder realizar. Más información | El año de Turing | El País Imagen | Flickr

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