Sin entrar a valorar qué robot aspirador es mejor que otro, cuál tiene más accesorios o mejor relación calidad/precio tiene, hay aspectos que son comunes a todos: hacen cosas que no nos gustan.
Es cierto que algunas de las cosas que aquí exponemos habrá algunos robots aspiradores que no las hacen, pero como no damos nombres, nadie debe enfadarse por ello.
Qué hacen los robots aspiradores
Esos cables tan apetitosos
¿Qué tienen los cables que resultan tan golosos para los robots aspiradores? Más de uno se habrá encontrado una lampara auxiliar de esas que hay en las mesitas, tirada en el suelo, cuando no, formando parte del vagón de cola de este trenecito improvisado que ha formado el robot mientras recorre la casa.
Parada y fonda
Esta antigua expresión que hace referencia a una parada en un viaje para comer y descansar algunos robots lo hacen en los sitios más complicados.
Da igual que tengan base de carga o no. Si al robot le da por pararse siempre lo hará en sitios, que para acceder a ellos tienes que doblarte el espinazo, y maldecir estirando el brazo hasta que pareces Mr. Fantástico para poder alcanzarlo y recuperarlo.
No quitan (tanto) trabajo
Oiremos decir a cualquier propietario de robots aspiradores frases tan míticas como ‘Desde que lo tengo no sé lo que es barrer’ ‘Es comodísimo’, ‘Lo maneja hasta un niño’ y cosas parecidas.
Pero lo cierto es que hay robots cuya programación parece que la hubiera diseñado tu cuñado para dejarte en ridículo delante de los suegros, o que más que limpiar lo que hacen es esparcir la suciedad por aquí y por allá, en una moderna versión de ‘Voy a esconder lo que he barrido debajo de la alfombra’.
Por no hablar de las esquinas. Por nuestras manos han pasado robots aspiradores de todas las formas (redondos, cuadrados, en forma de letra D, ovalados, con brazos extensibles, potencias elevadas…) y todos prometen el oro y el moro con las esquinas. Pero el resultado es que siempre queda polvo, pelo y pelusas en ellas por más que se esfuercen.
Y lo de cómodo, pues que os voy a decir. Hay robots que para cambiar cualquier accesorio tienes que quitar más tornillos que los de un submarino y con uno manuales de instrucciones, que redactó tu cuñado cuando le sobró tiempo después de diseñar la programación del robot.
Adivina donde fue a parar la alfombra fina
En las pruebas de Superficies que hacemos a los robots aspiradores usamos dos tipos de alfombras: gruesas y finas de flecos. un gran número de ellos se lleva por delante la alfombra fina y la arrastra donde quiera que vaya.
Y a muchos usuarios nos consta que les pasa lo mismo. Llegas a casa y en el lugar donde debería estar la típica alfombra fina, de esas que se ponen en los pasillos y que suelen tener flecos, sólo está el hueco porque el robot la ha arrastrado hasta el salón.
Otras veces nos encontramos ante una versión robótica del cuadro de Goya ‘Saturno devorando a sus hijos’ y el robot está parado con un buen trozo de la alfombra enrollado en sus cepillos, emitiendo pitidos o mensajes de error.
Choca, choca, que es gratis
Muchas patas de sillas u otro muebles, amén de floreros o esculturas son objeto de choque por parte del robot aspirador como si una prueba de Crash Test Dummies se tratase.
Algunos robots se acercan con delicadeza a los obstáculos pero otros son insensibles al arte o a la edad de los muebles y los embisten con fiereza; a veces repiten y repiten machaconamente porque no logran satisfacer su ansia topadora.
Está claro que no existe el robot aspirador perfecto pero hay algo en el que todos coincidimos: el nuestro es el mejor.
Así que tengáis el robot que tengáis, aceptadle como es con sus virtudes y sus defectos, no perdáis la perspectiva y cuidadle todo lo que podáis para que de lo mejor de si mismo.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
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