Vista frontal del autómata.

El Ajedrecista es un autómata datado en 1912 que es capaz de dar mate jugando con una precisión total con rey y torre dando siempre el mate en cualquier partida a la que se le rete.

Como bien nos cuentan nuestros compañeros de Yorokobu, el Ajedrecista es una máquina autómata creada en 1912 por el español Leonardo Torres Quevedo, ésta es capaz de mover fichas de ajedrez mediante un brazo mecánico (en posteriores versiones con imanes situados bajo la mesa) que las desplaza a la posición precisa en busca del mate. Gracias a la no interacción humana con los movimientos, es considerada como la primera máquina autómata y además el primer juego de ordenador de toda la historia, todo un logro para el español Torres.

Gracias al uso de electroimanes que se encuentran bajo el tablero, permite jugar un final con un rey y torre contra el rey del oponente. A pesar de la complejidad del aparato, no era tan perfecto, no llegaba al mate en el número mínimo de movimientos. Como era de esperar, el algoritmo no estaba muy desarrollado y hacía que la máquina muchas veces siguiese caminos innecesarios y alargase la partida. Eso sí, siempre se lograba la victoria, aunque tardase más de lo que uno pudiera aguantar.

Como curiosidad, en la historia ya se intentó fabricar otros autómatas para jugar al ajedrez, digo intentó porque las dos eran fraudes que se descubrieron con el tiempo. En 1769 se presentó “El Turco“, un supuesto autómata que permitía jugar a este juego de mesa. Constaba de un pequeño maniquí que efectuaba los movimientos de las fichas mediante un mecanismo de relojería situado bajo la mesa. A pesar de todo, se descubrió que no era legítimo pues en el interior del mecanismo se escondía un jugador humano que operaba el títere.

Más adelante, en 1868, en el Royal Polytechnic Institute se presentó el famoso autómata “Ajeeb“, que al igual que su antecesor guardaba en su interior un jugador profesional, lo que le permitió ganar casi todas sus partidas (por desgracia el Ajeeb fue destruido en un incendio en 1929).

El último autómata fraudulento del que se tiene constancia es el que recibe el nombre de “Mephisto“, su creador (Charles Godfrey Gümpel) lo hizo funcionar por primera vez en 1878 cuando, tras 7 años de fabricación, lo hizo funcionar por primera vez en su casa de Leicester Square. Esta vez no escondía ningún jugador dentro de su mecanismos, sino que era controlado mediante componentes electrónicos desde la distancia, de nuevo, por jugadores profesionales (llegó a ganar varios campeonatos mundiales).

Volviendo a nuestro invento español, el Ajedrecista hizo su debut en la Feria de París realizada en 1914, es decir, no fue hasta dos años después de su creación que se presentó al público. Además contó con una mención en la aclamada revista científica del momento “Scientific American” en la cual se nombraba el dispositivo en un artículo extenso titulado “Torres and His Remarkable Automatic Device” (“Torres y su extraordinario dispositivo automático“) que fue publicado el seis de noviembre de 1915, lo que le dio fama y llamó a un público interesado en el autómata.

Torres puede estar muy orgulloso de su creación, aunque no es la única (cuenta con innumerables invenciones desde el primer aparato de radiodirección del mundo hasta todo tipo de dirigibles). A día de hoy muchos autómatas se basan en sus mecanismos y  en su algoritmo, aunque mejorado, claro está.

Fuentes | Yorokobu | Wikipedia  

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